MIGUEL OTERO SILVA
ETERNO COMO SU OBRA
El escritor, humorista,
periodista y político venezolano, Miguel Otero Silva (MOS), nació el 26 de
octubre de 1908 en Barcelona, estado
Anzoátegui. Su padre fue Enrique Otero Vizcarrondo y su madre, quien
murió cuando Miguel Otero Silva aún era pequeño, fue Mercedes Silva Pérez.
Desde siempre marxista, leía la Biblia desde niño a pesar de no
pertenecer a un culto definido, más bien próximo al ateísmo.
Pasó su infancia en el oriente del país, adonde siempre volvió
para encontrar cobijo, más tarde, cuando le tocó ser perseguido por las
dictaduras. De Barcelona a Guanta y de
allí a Puerto La Cruz y de vuelta a Barcelona y así, tras el padre, Henrique
Otero Vizcarrondo, que entonces trajinaba como comerciante para mantener a la
familia.
Fueron las tías y la abuela, Mamá Clarita, quienes decidieron llevarse
al niño a la capital, para que continuara sus estudios. La familia completa se
instaló en una casa en La Pastora,en Caracas, donde al poco tiempo murió la
madre. Miguel Otero Silva, el primogénito de cuatro hermanos, contaba 12 años
de edad.
Tres años más tarde se graduaría de bachiller en el liceo Caracas,
entonces dirigido por Rómulo Gallegos y donde tuvo como compañeros a varios
integrantes de la Generación del 28 que, unos más que otros, por amistad o
enemistad, no dejarían de formar parte de su vida, como es el caso de Rómulo Betancourt.
No se sabe si es verdad o no, pero MOS aseguraba del político, ex compañero de
clases, que decía que sería Presidente de la República, desde los 12 años de
edad.
Formó parte de la Generación del 28, fue crítico de arte y un
acalorado seguidor del béisbol. Poseía un fino humor y se autoproclamaba gran
amigo del merengue, pero confesó en una oportunidad que no era muy diestro a la
hora de conseguir pareja. Sin embargo, se casó después de haber cumplido los 40
años con María Teresa Castillo, con quien tuvo dos hijos.
Nunca terminó la carrera de Ingeniería Civil que inició en la
Universidad Central de Venezuela porque decidió cambiar los números por las
letras al verse sumamente interesado por el periodismo.
En 1925, publicó en la revista Élite su primer poema titulado
"Estampa", influenciado por los modernistas Rubén Darío y Amado
Nervo. Asimismo, durante este tiempo afloró otra inquietud en él: el humorismo;
motivo por el cual comenzó con el seudónimo de “Miotsi” a escribir en el
periódico “Fantoches” y en la revista “Caricaturas”.
Durante los acontecimientos políticos de la Semana del Estudiante,
Miguel Otero Silva fue vinculado a la conspiración militar del 7 de abril de
1928, por lo que, acosado por la policía, debió huir al extranjero, donde
prosiguió su actividad política.
Una vez en el exterior, formó parte del contingente de venezolanos
que comandados por Gustavo Machado y Rafael Urbina López, tomó el fuerte
Ámsterdam de Curazao y preparó una invasión a Venezuela por las costas de
Falcón (junio 1929). Cabe destacar, que en este tiempo comenzó a escribir
“Fiebre”, novela testimonial que publicaría 10 años más tarde.
En 1941 fundó, junto a Francisco José "Kotepa" Delgado y
el pintor y caricaturista Claudio Cedeño, “El Morrocoy Azul”, semanario
humorístico donde escribían Francisco Pimentel (Job Pim), Andrés Eloy Blanco,
Antonio Arráiz, Aquiles Nazoa, Isaac J. Pardo, Pedro Juliac, entre otros. Ese
mismo año, crea también el semanario de izquierda “Aquí Está”.
En 1943, en plena Guerra Mundial, su padre Enrique Otero
Vizcarrondo, quien había viajado a Estados Unidos para adquirir una imprenta
para el Morrocoy Azul, decide aprovechar la oportunidad para fundar un diario;
de allí surge El Nacional, cuyo primer jefe de redacción fue el propio Miguel
Otero Silva, y director el poeta Antonio Arráiz.
MOS se fue haciendo un extenso repertorio de entrevistas,
noticias, reportajes y crónicas e impulsó el género de la “Mancheta” en
Venezuela. Por no callarse, en más de una ocasión Otero Silva fue preso. La
última vez, en 1958. De hecho, el 23 de Enero se encontraba detenido en la
Seguridad Nacional, de donde fue liberado por el pueblo.
A través de la literatura y el periodismo, relató numerosas
páginas de la historia venezolana del siglo XX. La obra de Miguel Otero Silva
no amerita mayores presentaciones, pues esta es de las más luminosas de la
literatura hispanoamericana contemporánea, su obra poética y narrativa
sobresale por el uso excepcional del lenguaje, sobre todo, el uso de la
metonimia y el manejo del tiempo en las obras.
En 1980, recibió el Premio Lenin de la Paz, equivalente soviético
del Premio Nobel de la Paz, siendo el único venezolano en haberlo
recibido, y en 1984, apareció su último
libro, “La Piedra que era Cristo”. Días antes de morir, manifestó que pronto
iniciaría una investigación para escribir una novela, cuyo tema sería el
espíritu aborigen de América, caracterizado en esa ocasión, por el pueblo maya.
Miguel Otero Silva murió en Caracas el 28 de agosto de 1985. Dejó
a su muerte un amplio legado literario que abarca desde obras de teatro hasta
poemas, que merecieron la admiración de
autores tan conocidos como Pablo Neruda y Gabriel García Márquez.
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