LA PENA DE MUERTE ES EL
FRACASO DE LA JUSTICIA
El 10 de octubre 2016, la Coalición Mundial contra
la pena de muerte busca llamar la atención sobre la pena de muerte por
terrorismo, con el fin de reducir su uso.
La Pena de muerte, es la punición judicial que consiste en la
ejecución de un criminal que ha cometido un crimen de gran seriedad,
generalmente asesinato. Muchos la defienden como un castigo justo y una manera
de disminuir esos crímenes al infundir miedo en los potenciales infractores.
Admitamos que en ocasiones, las acciones de un ser
humano son tan horribles que nos cause el deseo de eliminarlo, pero no podemos
dejarnos llevar por el deseo de venganza. Recuerden, quitarle la vida a alguien
es fácil, pero devolvérsela es imposible.
Nadie tiene derecho a quitarle la vida a otro ser
humano, incluso si el mismo ha cometido una atrocidad. La única razón
justificable para matar a alguien es para defender nuestra vida o la de otra
persona, y aun así debe ser hecho en un caso extremo.
Si estamos dispuestos a decir que el criminal
realiza un mal al matar a otro ser humano, debemos estar dispuestos a decir que
matarlo es igualmente malo.
En mi opinión, la justicia debe tener un
comportamiento humana y moralmente superior al de los criminales que juzga.
¿Por qué?, porque si la ley aplica la misma moneda a los criminales se pone en
cierto sentido a su nivel, y si está a su mismo nivel ¿cómo puede decir que es
digno de juzgarlos?
Además, la
experiencia nos enseña que los
“Tribunales de Justicia” también cometen
errores, y la historia está llena de casos de hombres inocentes condenados
injustamente. En muchas ocasiones esto se ha resuelto al encontrar nueva
evidencia después de la condena, pero la pena de muerte puede hacer que la
nueva evidencia llegue muy tarde.
De ahí que estoy de acuerdo con quienes afirman que
la pena de muerte no es justicia, es el fracaso de la justicia. La pena de
muerte no es un instrumento eficaz en la lucha contra la delincuencia.
La pérdida de vidas humanas que conlleva es irreversible
y ningún sistema jurídico está a salvo de un error judicial.
Recurrir a la pena de muerte no es emplear un mero
instrumento de política penal, sino que es una violación de los derechos
humanos. Son muchos los textos internacionales que prohíben su aplicación.
La abolición de la pena de muerte es una causa con
una fuerte carga simbólica, que recuerda la universalidad de los derechos
humanos.
La concienciación mundial a favor de la abolición
de la pena de muerte avanza en todos los continentes, independientemente del
tipo de régimen político, del nivel de desarrollo o de la herencia cultural.
Asistimos a una tendencia a la baja del número de
condenas a muerte y de ejecuciones en el mundo. A día de hoy, más de dos
terceras partes de los países del mundo han abolido la pena de muerte “de iure
o de facto”. En 20 años, más de cincuenta Estados han prohibido la pena de
muerte en su legislación.
Finalmente también considero que la ley no sólo
debe castigar a los criminales sino tratar de reformarlos.
Así como no podemos quitarle el derecho a la vida a
alguien, tampoco podemos quitarle el derecho a redimirse de sus errores,
incluso si estos son los más graves.
Hoy, 10 de octubre 2016, y siempre, actuemos contra la pena de muerte!
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