EN RIESGO DE DESASTRES NATURALES
CIUDADES MAS POBLADAS
DEL PAIS
A
propósito de la celebración del Día Internacional para la Reducción de
Desastres, hoy 13 de octubre, decretado
por la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres (EIRD), cada día
que pasa la vulnerabilidad de los grupos humanos aumenta considerablemente.
Asistimos cada vez con mayor frecuencia
a noticias que nos cuentan cómo un pueblo ha sido arrasado por una avalancha de
aguas torrenciales, o cómo una zona se ve sumida en un desastre provocado por
un movimiento sísmico. A su vez, los costes económicos que implican paliar los
daños causados por los desastres naturales aumentan proporcionalmente.
Aunque quizá deberíamos plantearnos
seriamente si los desastres de los que hablamos son 'naturales' o si, por el
contrario, son más bien provocados por
la mano del ser humano en su prepotencia de dominador del planeta.
Por la información de que se dispone
actualmente la gran mayoría de los desastres así llamados naturales son
producto de los daños que estamos causando a la atmósfera, a los océanos, a las
capas de hielo polar, a los bosques, etc. Las consecuencias que conlleva el
maltrato sistemático de la naturaleza hace que
aumente, paradójicamente, nuestra vulnerabilidad.
Sin embargo los daños causados a la
naturaleza no son el único factor que hace que esté aumentando la
vulnerabilidad de gran cantidad de comunidades humanas en el planeta. La
tendencia de las poblaciones para situar sus asentamientos en áreas sísmicas,
en zonas de evidente peligro de inundación, en zonas de posibles avalanchas,
etc. tiene mucho que ver con la superpoblación que se está sufriendo actualmente.
Además, la pobreza la ignorancia y la
falta de previsión y planificación por parte de los poderes que tienen
capacidad de decisión sobre la situación de los pueblos que gobiernan, acentúan
la peligrosidad de los desastres 'naturales'.
La estimación de concentración de
habitantes en Venezuela para el 2060 es de un 98 % en áreas urbanas, lo que
conjuntamente con los efectos del cambio climático, que desde ya podemos
percibir, representa un panorama complejo para la gestión integral del riesgo
ante desastres socio naturales en las ciudades
con mayor densidad de población, como Caracas, que según el censo de 2011 tiene 6129 habitantes
por Km2, siendo la media para el país de 30 habitantes por Km2.
Las multiamenazas presentes en las
zonas de mayor concentración poblacional incluyen sismos, deslizamientos,
tormentas tropicales, inundaciones, incendios, agentes tecnológicos, epidemias,
desordenes público, etc. pero la mayor de todas la constituye la poca
valoración de la prevención y la preparación, la falta de continuidad en las
gestiones, la apuesta por “operativos” en lugar de políticas y acciones
estructurales.
La Ley de Gestión Integral de Riesgos
Socio naturales y Tecnológicos aprobada en 2009, constituye un ejemplo de
políticas nacionales y acciones valiosas pero detenidas en su aplicación.
Por si esto fuera poco, es mucho más
grave saber que una parte de los desastres naturales podrían haber sido
evitados si toda la tecnología de la que se dispone fuera puesta al servicio de
las poblaciones, precisamente, con menos recursos económicos.
Se guarda esta tecnología para los
departamentos de investigación, permanece durmiendo en despachos mientras que
su uso podría ser vital para una buena parte de la población en riesgo de
padecer sucesos como los que estamos comentando.
Desde la comunidad de naciones se está
intentando llevar a cabo una Estrategia Internacional para la Reducción de
Desastres que intenta ofrecer esperanzas y unir a tres colectivos clave en este
problema: las Naciones Unidas, grupos regionales y la sociedad civil. Aunque
esta estrategia necesita, ante todo, la participación de los colectivos más
desfavorecidos que poseen conocimiento directo e información de primera mano
acerca de los factores, causas y efectos que tienen estos desastres en el
mundo, como son los jóvenes y las mujeres.
Por otro lado en el marco del Decenio
Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales, la Asamblea General
designó el segundo miércoles de octubre como Día Internacional para la
Reducción de los Desastres Naturales, que se observaría durante todos los años
durante el Decenio
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