SAN FRANCISCO DE
ASIS PATRONO
DE LOS ANIMALES Y LOS ECOLOGISTAS
El 04 de Octubre de 1226 murió a los 44 años, a la hora
que el sol se ponía detrás del monte, el religioso italiano Francisco de Asís, y en ese momento una
multitud de alondras se posó sobre el techo de su modesta casa, para tributarle
el último homenaje al protector de las aves y de los animales en general, y a
quienes él llamaba hermanos: “hermano perro”, “hermana paloma”. Fue canonizado
por el Papa Gregorio IX.
Y es así como cada 4 de octubre, los feligreses del mundo
entero tienen un día de fiestas en honor al Santo Patrón de los Animales, San
Francisco de Asís.
Muchas son las personas devotas de San Francisco de Asís,
el santo italiano nacido en Asís en el año 1182 y que renunció a todas sus
riquezas materiales para dedicar su vida a ayudar, acompañar y guiar a todos los seres vivos, en especial, a
los animales, a quienes consideraba sus “hermanos menores”.
Son muchas las anécdotas que dan cuenta de la conexión
especial y el poder que Francisco tenía con los animales. Según cuenta la
historia, todas las especies le escuchaban y obedecían sus órdenes, entre ellas
las golondrinas, quienes lo seguían en bandadas y formaban una cruz por encima
de donde él predicaba. Hasta un lobo salvaje que devoraba las ovejas de los
pastores y atacaba a los hombres, dejó de agredir tras ser amansado por este
ecologista italiano.
Con el paso del tiempo, estas anécdotas que demuestran el
amor de San Francisco por la naturaleza fueron las que motivaron a la
Organización Mundial de Protección Animal a instaurar el 4 de octubre, fecha en
la que falleció el santo, como Día
Mundial de los Animales. Asimismo, el Papa Juan Pablo II también valoró el
accionar ecológico de este gran hombre italiano y, en 1980, lo proclamó Patrono de los Animales y de los
Ecologistas.
Cada año, millones de animales reciben la bendición
sacerdotal en una ceremonia que conmueve los corazones de la mayor ía de los
asistentes.
Pero lo que nunca se dice en las oraciones es que más del
99% de los animales que nacen en América del Norte cada año termina como
alimento en nuestras mesas. Son animales hechos de carne y hueso que pueden
sentir amor, felicidad, soledad y hasta miedo como cualquier ser humano. Sin
embargo, dado que nacieron en forma de aves, cerdos, peces u otros animales
cuya carne es codiciada por el hombre, nunca se les permite hacer nada de lo
que debía ser natural para ellos.
En su lugar, dichos animales enfrentan situaciones como
la mutilación, extirpación de picos de aves con medios calientes, castración de
cerdos y toros a sangre fría, dolorosos cortes de cuernos y marcado de reses,
etc. todo sin tratamiento para el dolor.
El temor y el sufrimiento de estos seres culminan
únicamente cuando se les traslada a los mataderos mecánicos del presente, en
cuyo proceso no reciben agua ni alimento alguno y se les expone a condiciones
climáticas extremas. En los mataderos, millones de estos animales sienten como
les arranca la piel y les cortan sus patas estando aún completamente vivos.
San Francisco amó a todas las criaturas de Dios y siguió su
ejemplo de bondad, misericordia, compasión y amor por toda la creación.
San Francisco se horrorizaría ante el grado de
sufrimiento que les infringimos a los animales con el fin de saciar nuestro
gusto por la carne.
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