lunes, 26 de marzo de 2018

¿Qué conmemora la fe católica el Martes Santo? La Traición de Judas: y de las negaciones de Pedro

Martes Santo: de la traición de Judas y de las negaciones de Pedro_76775 / ABC Color

Un día para la preparación. A pesar de no existir una conmemoración específica, se entiende en la fe católica que el martes de la Semana Santa es un día de preparación para el Triduo Pascual, que es el lapso de tiempo que va del Jueves Santo al Domingo de Pascua durante el cual se conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
Durante ese tiempo la feligresía reflexiona acerca del Via Crucis. Por eso el día martes se expone cómo fue que, según los relatos del Nuevo Testamento, Jesús anunció su futura muerte a los discípulos, así como las palabras que le dirigió a Judas Iscariote por su traición y a Pedro por las negaciones que cometería.
En Venezuela se acostumbra meditar acerca de la humildad y la paciencia, atributos propios de la imagen que suele verse en las procesiones populares.

Tradición en Venezuela. En este día, se acostumbra a realizar la procesión del Jesús de la Humildad y la Paciencia, una imagen que representa la disposición que tuvo al afrontar el juicio que se le seguía y soportar vejaciones.
La representación de Jesús que recorre las calles lo muestra sentado, con el rostro reposando en la mano y un semblante triste, transmitiendo humildad y paciencia, mas no sumisión. Esos son los conceptos centrales que se transmite en la fe popular durante el Martes Santo.
El escritor venezolano Miguel Otero Silva, plasmó en su novela La Piedra que era Cristo (1985) este episodio del Evangelio, enriqueciéndolo literariamente y dándole una dimensión contemporánea a los hechos del Nuevo Testamento, una de las principales virtudes de este ejercicio narrativo de mediados de los ochenta:
“Los sayones se esforzaban en hacer coro al escarnio inhumano del procurador. ‘Salve rey de los Judíos’, le gritaban al supliciado y lo escupían y le daban bofetadas; cubrieron su cuerpo lacerado con un manto púrpura que no era tal manto, sino retazos de clámide romano; tejieron una corona de espinas y se la encajaron en la frente y tal parecía como si las espinas fueran un sarmiento brotado se sus cabellos; el propio Pilatos lo exhibió una vez ante la multitud vociferante, ya disfrazado de rey de pantomima

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