Durante el carnaval del año 1928 surgió un movimiento de protesta
contra el gobierno Juán Vicente Gómez, encabezado por un grupo de
estudiantes universitarios que pasaría a ser conocido como la
Generación del 28. El objetivo principal del movimiento era el de
impulsar un proceso de cambios en el sistema político venezolano. Para
el autor Manuel Caballero, los jóvenes universitarios de la Generación
del 28 inventaron la política en Venezuela, tomando en cuenta la forma
civilizada de realizar sus protestas y canalizar sus peticiones al
gobierno, un elemento que contrastaba totalmente con la forma
tradicional de ejercer presión política hasta la fecha.
Algunos de los miembros más destacados de la Generación del 28 fueron:
Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, Andrés Eloy Blanco, Juan Oropeza,
Raúl Leoni, Humberto Tejera, Gustavo Machado, José Pío Tamayo, Edmundo
Fernández y Juan Bautista Fuenmayor entre otros.
En primera instancia el movimiento tenía un carácter restringido a la
academia. De hecho, los eventos que se organizaron con motivo de las
festividades del Carnaval de 1928 tenían por objeto recaudar fondos
para la reactivación de la actividad cultural de la Universidad
Central de Venezuela, tarea que ya habían emprendido con el apoyo del
rector de esa casa de estudios, Diego Carbonell.
Los estudiantes habían diseñado una agenda que constaba de diversas
actividades; a saber:
Desfile desde la Universidad Central de Venezuela hasta el Panteón
Nacional, en homenaje a los próceres de la patria.
Coronación de la reina de los estudiantes Beatriz I (Beatriz Peña), en
el teatro Municipal.
Recital de la juventud, en un teatro capitalino.
Concentración juvenil en La Pastora.
Preparación de una becerrada que no se realizó por el sesgo que
tomaron los acontecimientos
Durante la coronación de la reina de los estudiantes, el poeta Pío
Tamayo, antiguo exiliado político, leyó un poema que fue considerado
como subversivo por las autoridades. Siguieron las intervenciones de
algunos estudiantes, entre ellos Rómulo Betancourt, que también fueron
consideradas inadecuadas, ante lo que las fuerzas de seguridad deciden
actuar y ejercen la fuerza para disolver los festejos y encarcelar a
los líderes estudiantiles y al poeta Pío Tamayo, quienes son
trasladados al Cuartel de El Cuño.
En respuesta a la detención de sus compañeros un grupo de alrededor de
doscientos estudiantes se entregan a las autoridades y son conducidos
hacia el Castillo de Puerto Cabello. En aquél lugar el gobierno les
propone firmar una carta de arrepentiemiento por su actitud subversiva
y de esa manera quedar en libertad. Sin embargo, los jóvenes se niegan
a firmarla y prefieren seguir detenidos.
En Caracas, la ciudadanía responde de forma totalmente imprevista, se
realiza una huelga general espontánea, cuya significación es de suma
importancia, tomando en cuenta el grado de desmovilización y
desorganización de una sociedad oprimida bajo el yugo de la dictadura
gomecista. Luego de que los padres de los estudiantes firmarán una
caución en la que se comprometían a velar porque sus hijos depusieran
su actitud rebelde el régimen decide liberar a los estudiantes.
El autor Manuel Caballero señala en su obra Las crisis de la Venezuela
contemporánea (1903-1992) las principales consecuencia del surgimiento
de la generación del 28, de las cuales consideramos pertinente señalas
dos de ellas:
Cambia el escenario de las luchas políticas y sociales: se pasa del
campo a la cudad.
El esfuerzo por despersonalizar el ejercicio de la política y el poder.
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