sábado, 26 de noviembre de 2016

FIDEL CASTRO Y LAS REACCIONES TRAS SU MUERTE

FIDEL CASTRO Y LAS
REACCIONES TRAS SU MUERTE
Muchas han sido las reacciones en torno a la muerte del líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro. Un sin fin de pasiones generó en vida; tras su fallecimiento también se han desatado diversas expresiones de amor y fanatismo, de dolor y beneplácito.
De acuerdo con la agencia de prensa del Vaticano, en Roma, en un telegrama enviado al presidente de Cuba, Raúl Castro, el Papa Francisco expresó sus condolencias por la muerte de Fidel Castro, expresidente de la mayor de las antillas.
“Expreso mis sentimientos de pesar a vuestra excelencia y a los demás familiares del difunto dignatario, así como al Gobierno y al pueblo de esa amada nación”, señala el Santo Padre en el telegrama difundido por la Sala de Prensa de la Santa Sede.
“Gabriel García Márquez: El Fidel Castro que yo conozco”
En el año 2009, el escritor y periodista colombiano, Gabriel García Márquez escribió sobre el comandante cubano. La carta comienza así: “Su devoción por la palabra. Su poder de seducción. Va a buscar los problemas donde estén. Los ímpetus de la inspiración son propios de su estilo. Los libros reflejan muy bien la amplitud de sus gustos. Dejó de fumar para tener la autoridad moral para combatir el tabaquismo. Le gusta preparar las recetas de cocina con una especie de fervor científico. Se mantiene en excelentes condiciones físicas con varias horas de gimnasia diaria y de natación frecuente. Paciencia invencible. Disciplina férrea. La fuerza de la imaginación lo arrastra a los imprevistos. Tan importante como aprender a trabajar es aprender a descansar”.
Márquez también reseñó en esa oportunidad: “Cuando habla con la gente de la calle, la conversación recobra la expresividad y la franqueza cruda de los afectos reales. Lo llaman: Fidel. Lo rodean sin riesgos, lo tutean, le discuten, lo contradicen, le reclaman, con un canal de transmisión inmediata por donde circula la verdad a borbotones. Es entonces que se descubre al ser humano insólito, que el resplandor de su propia imagen no deja ver. Este es el Fidel Castro que creo conocer: Un hombre de costumbres austeras e ilusiones insaciables, con una educación formal a la antigua, de palabras cautelosas y modales tenues e incapaz de concebir ninguna idea que no sea descomunal…
Sueña con que sus científicos encuentren la medicina final contra el cáncer y ha creado una política exterior de potencia mundial, en una isla 84 veces más pequeña que su enemigo principal. Tiene la convicción de que el logro mayor del ser humano es la buena formación de su conciencia y que los estímulos morales, más que los materiales, son capaces de cambiar el mundo y empujar la historia”.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario